¿Por qué es necesario estudiar las enfermedades en poblaciones distintas?
|A pesar de haber crecido e iniciado mi carrera científica en España, antes de que se secuenciara el primer genoma humano, nunca me pasó por la cabeza que la investigación es extremadamente eurocéntrica (se centra únicamente en poblaciones de ascendencia europea). Incluso cuando me mudé a Florida en el 2004, un estado en el que los latinos están ampliamente representados, y trabajé con muestras de participantes mayoritariamente de ascendencia europea, nunca me cuestioné el por qué.
Más adelante, en el año 2006, viajé a la tierra de los incas, Perú, donde intervine en una conferencia organizada por la Sociedad Latinoamericana de Trastornos del Movimiento, y aquel viaje me abrió los ojos respecto a la ausencia de representación latina en este campo. Especialistas en trastornos del movimiento de casi todos los países de América Latina me escucharon hablar sobre la genética de la enfermedad de Parkinson (EP) y sobre un nuevo gen llamado LRRK2, que parecía causar EP en un 1-2 % de los pacientes. Durante la sesión de preguntas y respuestas, muchos médicos clínicos me preguntaron si conocía con qué frecuencia se habían detectado las mutaciones de este gen en la población latina y cómo podían hacerles la prueba a sus pacientes. Allí mismo, ante todos ellos, tuve que admitir que la disciplina desconocía ese dato. Todos los estudios se habían llevado a cabo con individuos de ascendencia europea.
Aunque los latinos tienen parte de ascendencia europea, el porcentaje cambia mucho de una persona a la otra, e incluso dentro de un mismo país. De hecho, unos cuantos años después, los estudios realizados con los pacientes de estos mismos médicos que asistieron a la conferencia revelaron que la frecuencia de mutaciones del gen LRRK2 está altamente vinculada al porcentaje promedio de ascendencia europea de cada país: en países como Perú, donde se ha registrado el menor porcentaje de material genético europeo, es donde se da una menor frecuencia de la mutación.
Gráfico que muestra la relación entre la frecuencia de mutaciones de LRRK2 y la proporción de ascendencia europea en cada país (De Zabetian et al. 2017)
Estudios sobre otro gen de la EP, el GBA, han demostrado que no solo la frecuencia, sino también el tipo de mutación que encontramos en cada país de América Latina, varía ampliamente y a veces está específicamente ligado a una población determinada.
Todos estos hallazgos tienen importantes repercusiones a la hora de decidir, por ejemplo, qué genes analizar en una población, o a la hora de seleccionar qué dianas terapéuticas son más importantes en cada cohorte de pacientes. A medida que vayamos aprendiendo más sobre el papel de la genética en la EP, esta información será fundamental para predecir quién tiene un alto riesgo de desarrollar esta (o cualquier otra) enfermedad, así como los muchos resultados distintos que pueden tener una influencia genética.
Y aunque hoy me haya referido únicamente a la población latina, esta reflexión es también aplicable a muchas otras grandes poblaciones poco representadas, como las de África, India o el Sudeste Asiático. Nos encontramos ante un gran problema por resolver, especialmente ahora que nos estamos enfocando hacia la medicina de precisión/personalizada: este desconocimiento aumentará las disparidades ya existentes en materia de salud.
La buena noticia es que la concientización respecto a este tema es ahora mayor, lo que ha impulsado la creación de iniciativas mundiales para reparar el problema. El Parkinson’s Genetic Program (GP2) de Aligning Science Across Parkinson’s (ASAP) reúne a investigadores de todo el mundo para estudiar la arquitectura genética de la EP, con un enfoque específico en las poblaciones poco representadas. El objetivo es estudiar al menos 150,000 voluntarios nuevos, incluidos 50,000 participantes no europeos procedentes de América Latina, el Caribe, África, India, el Sudeste Asiático, China y poblaciones minoritarias de Estados Unidos.
Tengo la esperanza de que, a través de nuestra colaboración a escala mundial, daremos pasos agigantados para que la diversidad en los estudios genéticos aumente y las disparidades de salud en las poblaciones poco representadas disminuyan. Les invito a apoyar esta iniciativa.
Doy las gracias a Emily Mason, nuevo miembro del laboratorio Mata, por su apoyo en la redacción de este artículo.